Innovación, método y grupo de trabajo

El profesor Roberto Carballo en el texto Innovación, método y grupo de trabajo establece las fases de todo proceso innovador. Para ello parte de la comparación del proceso innovador con una espiral –sobre todo si ésta gira en dirección contraria a las agujas del reloj, expandiéndose–. Es una buena metáfora porque la espiral nunca termina de girar y al expandirse, cada vez que pasa por el mismo punto, se abre como si se tratará del proceso de aprendizaje propio de todo transcurso innovador. Por tanto, se produce una expansión gracias a los conocimientos adquiridos y la experiencia acumulada.

El proceso innovador, representado como una espiral, consta de seis fases. Estas se identifican con las fases de la investigación científica –análisis, interpretación/modelización, desarrollo y contraste–. Son:

1. Experiencia: se encuentra en la raíz del proceso innovador. Nos sitúa en el estado de la cuestión y nos ofrece la perspectiva de futuro  –objetivos que queremos conseguir–. También  nos da el sentido de la realidad necesario para comenzar todo proceso innovador.  Así, conocer la realidad es conocer el pasado, llegando incluso a vislumbrar el futuro.

2. Realidad=cliente: el cliente refuerza lo real. Él nos invita a desarrollarnos e innovar. Mantiene la dinámica de la organización, pues nos dirigimos a él buscando su reconocimiento. Para una organización la realidad principal son sus clientes, seguidos del mundo interno de la organización –grupos e interrelaciones, proveedores, competencia, accionistas, etc. –.

Dentro de este marco, el grupo de trabajo se necesita para transformar la experiencia en análisis y comprensión, interpretando lo real. Es el mejor instrumento para el análisis,  por lo menos el más eficiente y barato.

3. Del cliente al proyecto: tras tener en cuenta al cliente para ejecutar procesos innovadores, el proyecto da sentido al grupo de trabajo. El proyecto debe tener coherencia interna, por ello se recomienza que éste tome forma de sistema –operativo e integrado–, incluyendo valores (sirven de guía). Para el autor un proyecto es un horizonte, lo vemos a lo lejos y queremos llegar a él. Además, al ser un horizonte sabemos que no conseguiremos llegar,  pero tenemos la esperanza de que otros nos sucederán para seguir intentándolo.

4. Solidez del proyecto, basada en la calidad y en la comunicación: como hemos visto en anteriores texto de Roberto Carballo, la calidad y la comunicación son dos acciones necesarias para que el proyecto se acabe de diseñar y consiga ser operativo. La calidad ofrece a la organización su identidad. La comunicación estructura las relaciones, creando espacios para la intercomunicación.

Como el propio autor señala, “esos dos parámetros han de integrar el Proyecto. Un Plan de Calidad, un plan ambicioso de calidad, un EFQM o un plan de Calidad de Vida en el Trabajo (QWL) y un Plan de Comunicación, que forje los lazos y los espacios para colaborar y para trabajar, que los desarrollo y que les dé transparencia y realidad”.

5. El grupo de trabajo, para forjar calidad y comunicación: lo que permite la calidad de la intercomunicación es la existencia de una metodología de grupo de trabajo. Como personas, el grupo de trabajo puede ofrecer calidad y cualidad al proceso innovador.

6. Del proyecto a su gestión y dirección, acentuando la participación e interacción a través del grupo de trabajo: se busca la puesta en marcha de una dirección innovadora, es decir, la asimilación por parte del sector dominante de la organización de incorporar el grupo de trabajo en todos los pasos referidos al proceso innovador. Para ello, la dirección debe adoptar el papel de facilitadores.

Por ello, es necesaria la puesta en marcha de un Plan de Desarrollo de Directivos Innovadores, que consiga un cambio en el estilo directivo, para que éstos favorezcan los espacios de comunicación y aprendizaje.

Dice Carballo que el grupo de trabajo implica saber funcionar dentro de esta dinámica, lo que significa conocer la técnica del grupo de trabajo, pero también tener una actitud abierta al mismo. Además, se debe ser consciente de que el grupo de trabajo, normalmente, opera con proyectos heterogéneos y bastantes complejos, los cuales favorecen la innovación. Por último, la actuación del grupo de trabajo depende en gran medida de la dirección de los proyectos, el que nazca arriba –Dirección– o abajo –expertos– constituye la forma de trabajo.

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